El sueño roto de Fidel
Si bien las ideas comunistas son anteriores a Marx fue él quien las coloca en el momento preciso de la historia. La revolución industrial crea la nueva “clase” trabajadora que está destinada a luchar y vencer a la burguesía dominante y hacer un mundo mejor de iguales. A pesar de sus voluminosos escritos el pensamiento comunista tenía (y tiene) la virtud de traducirse en simplezas cotidianas y a ello se debe el inmenso éxito en su propagación.
Fue como un incendio en pajonales secos y a pocos años del comienzo del siglo veinte ya existían partidos comunistas en casi todos los países del mundo. Había comenzado la lucha de clases. La Unión Soviética se convertía en potencia e influía directamente para fortalecer a otros movimientos comunistas.
Uno de ellos, de especial interés, se desarrollaba en Cuba. Fidel Castro encabezaba la instalación del comunismo en la isla. Los soviéticos le apoyaban con entusiasmo. Ninguna mejor insolencia que el rojo frente a las narices de los gringos.
Cuba se convierte en el centro de exportación del comunismo en América. Su primer intento es conquistar el poder en varios países copiando el método de Fidel: la guerra de guerrillas. Surgen conflictos armados en Nicaragua, El Salvador, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia y decenas de grupos irregulares. Muchos años de lucha, muchos recursos, muchos muertos y pocos éxitos hacen que paulatinamente cambie la estrategia y se busquen vías electorales para acceder al poder.
Algunos logros como el de Allende en Chile los entusiasman pero el golpe militar enmudece las alegrías. La Unión Soviética se desmorona. Todo parece perdido. Se apaga el sueño de Fidel.
De pronto aparece en un País con petróleo y dinero un líder con ideas comunistas que se convierte en Presidente. Los sueños reviven. Fidel y Chávez acuerdan realizar una nueva cruzada de expansión comunista. Eligen los Países, contactan a los líderes, les dan apoyo. En Bolivia ganan, en Perú pierden. En Nicaragua ganan, en México pierden. Pero hay progreso. La expansión está de nuevo en marcha.
El sueño de Fidel ha vuelto. Ahora si que triunfaremos. Haremos morder el polvo a esos yanquis. Viajes, reuniones secretas, maletas con dólares, personal de apoyo, armas y estrategias inundan las actividades diarias de los recién despertados camaradas. Chávez disfruta ser el líder revolucionario del Continente. La megalomanía acicatea su entrega sin descanso.
Pero en corto tiempo las cosas empiezan a cambiar. En Panamá gana la presidencia un empresario. En Honduras al Presidente aliado lo destituyen. El Salvador se aleja. En Chile gana otro empresario. En La Argentina los cercanos se empiezan a derrumbar y lo peor es que de tanto atender lo externo la multitud de problemas internos generan fuertísimos vientos de cambio en Venezuela.
Fidel ya sabe que otra vez se le “chisporroteó” el sueño. Su pupilo o no lo entendió o no lo supo hacer. Que vaina con ese bolsa de Chávez. Oye tú Raúl, en cuanto deje de pichar mándalo al carajo.
Eugenio Montoro
Articulista
montoroe@yahoo.es
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