La distorsión social y moral de un país


Esta semana que recién está concluyendo ocurrió un hecho que pareciera que se está haciendo muy normal en Venezuela ¿Qué ocurrió de significativo en un país que vive de susto en susto? Bueno que el Grupo Antiextorsión y Secuestro de la GNB en Maracaibo apresó en flagrancia a tres efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cometiendo un delito y los mismos casi que fueron “rescatados” por sus compañeros de institución policial.
No sólo hubo un intento de “rescatarlos” por parte de otros funcionarios de la PNB en un episodio que pudo convertirse en una tragedia, sino que tuvieron la voluntad de desplazarse hasta la sede del Gaes para pedir la liberación de sus compañeros detenidos por haber cometido el delito de extorsión.
Qué funcionarios policiales y militares en Venezuela cometan delitos ya es demasiado común, pero que ahora sus compañeros de organismo intenten liberarlos, eso es nuevo y además sumamente preocupante porque indica un absoluto irrespeto por la legalidad en el país.
Pero además hace poco se anunció que en los últimos días habían sido asesinados una cantidad considerable de funcionarios policiales sólo en Caracas, lo que generó que algunos policías y sus familiares realizaran una marcha para pedir protección a sus vidas, cosa que por primera vez creemos que ocurre en el país.
Y por si fuera poco, surgieron testimonios en videos de funcionarios policiales que pedían algo así como “carta blanca” o licencia para matar” y así atacar con fuerza a la delincuencia que en Venezuela está desatada, bueno, no sólo desatada sino que ahora hay “códigos” y matar policías es un “código” de valor y jerarquía que según los expertos y estudiosos de la materia, se viene aplicando entre las bandas que operan en el país.
¿Qué relación tiene la actuación de policías y esos nuevos “códigos” hamponiles?
Eso, más allá de los hechos puntuales, demuestra que la crisis que vive el país más que económica es social y moral. Eso indica que vivimos en un estado de anarquía pasiva, que pronto se pudiera convertir en violenta y así profundizar los ya preocupantes rasgos de anomia que aparecen día a día en Venezuela.
Más allá de la escasez de alimentos o de cualquier cosa. Más allá de la inflación que nos dinamitó la calidad de vida. Más allá de un discurso agresivo y revanchista hay una crisis mayor y más profunda. De generarse un cambio de orientación en el país, lo económico puede comenzar a resolverse a corto y mediano plazo.
¿Pero cuánto tiempo llevará reconstruir los valores morales maltrechos?
¿Cuánto tiempo implicará corregir la conducta violenta del “hombre nuevo” venezolano?
¿Cuánto tiempo conllevará la reconstrucción ética de los cuerpos policiales y del ciudadano en general?
¿Cuánto tiempo será necesario para rescatar la institucionalidad y la credibilidad del ciudadano en las instituciones?
La crisis social, moral y ética que vive Venezuela es sumamente preocupante. Ahora cualquier ciudadano deja su trabajo formal para rebuscarse con el “bachaqueo”, porque mediante esa actividad ilícita multiplica sus ingresos ¿No será que eso era lo que buscaban los policías acusados de extorsión? Seguramente que sí.
Ese es un síntoma del deterioro de la sociedad venezolana. Una sociedad que muestra señales de hostilidad, ilegalidad, violencia, intolerancia e irrespeto. Aún estamos a tiempo de corregir esas distorsiones creadas por la descomposición general que vive la nación.
Pero la corrección de esas distorsiones no sólo depende del Estado que tiene la mayor cuota de responsabilidad, sino de cada uno de nosotros ¿Y cómo lo hacemos? Asumiendo que debemos hacer lo correcto. Asumiendo que la conducta en sociedad está marcada por patrones de legalidad, legitimidad y racionalidad.
No contribuyamos con nuestras acciones a profundizar la crisis social, ética y moral. Hagamos lo correcto por Venezuela. Construyamos el país en el que nos merecemos vivir y eso depende de cada uno.

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