La quiebra del sector salud
Hace unas semanas circuló en el Hospital Universitario de Maracaibo un comunicado firmado por un coordinador, en el que se prohibía solicitar a los pacientes o familiares medicamentos o material quirúrgicos; “aunque no haya existencia de estos insumos” y pedía no divulgar públicamente las carencias o debilidades del hospital. El funcionario fue sancionado por la dirección del hospital por cometer semejante torpeza. Sin embargo, esa es la verdad dolorosa que ocurre todos los días en todos los hospitales públicos del país.
Pero eso no es ningún secreto. El BCV declaró que en marzo, la escasez de medicinas llegó a 50 por ciento, y la Cámara de la Industria Farmacéutica explicó que la deuda de la industria farmacéutica con sus proveedores en el exterior supera los 3 millardos de dólares, y el pago de la misma es la única medida para recuperar las líneas de crédito y retomar el normal despacho de productos al país. De allí las grandes colas y los tours por las farmacias para conseguir medicinas, pañales, compotas y fórmulas lácteas. Por otra parte, desde el año 2003 el Gobierno reguló mil 400 productos farmacéuticos, lo que ha causado la escasez de estos medicamentos. No acaban de entender que no se puede vender por debajo de los costos de producción.
Para colmo de males, el sector salud ha sufrido una reducción en la asignación de divisas. La del año pasado fue la más baja desde 2009, de acuerdo a Cadivi. Además, de las 45.000 camas presupuestadas en el sector público sólo 12.300 están operativas. En 2013 hubo 8.488 intervenciones quirúrgicas menos que en 2012. La asignación a Barrio Adentro bajó de 5.5 millardos de dólares en 2012 a 2.4 en 2013.
Lo mismo ocurre con los equipos diagnósticos, placas radiológicas y reactivos de laboratorio. En odontología no hay ni siquiera gasa y algodón, mucho menos instrumentos y otros enseres. Cuidados intensivos no funciona en la mayoría de los centros. Los pabellones quirúrgicos y obstétricos así como los retenes andan a mitad de capacidad. Lo peor y más grave es que, por no reconocer este fracaso, las autoridades se niegan a aceptar la crisis y aseguran que todo está bien. Que oiga quien tiene oídos…
Por Ernesto García Mac Gregor
Médico
garciamacgregor@gmail.com
Comentarios