EL BUENO, EL MALO Y EL FEO



Hace unos cuantos años se estrenó una película de vaqueros con el título de estas líneas. Normalmente existen “los buenos” y “los malos” que se van descubriendo sin que nadie lo diga así que no dejará de ser una novedad una película que desde el título ya los anunciaba. Pero para ponerle tensión y pimienta a una obra hay que incluir al malo. Hasta las películas infantiles los tienen. El lobo en Caperucita, la bruja en Blancanieves y los cazadores en Bambi, entre muchos otros.

En la vida real es más difícil detectarlos. Tomemos por ejemplo el tan polarizado caso de Venezuela. Los chavistas son los buenos y los opositores son los malos o es al revés?. Cuando el gobierno cierra a RCTV actúa bien o mal??. Según los rojos bien pues se trata de cumplir la Ley. Según los opositores es una violación a la libertad consagrada en la Constitución.

Centenares de casos se repiten. La cadena Éxito se expropió porque estaban especulando (gobierno dixit). Acto arbitrario que hace correr a los inversionistas (oposición dixit). Aparentemente en los extremos las cosas están claras y los malos son siempre los otros. Pero como queda el ciudadano “de a pié” frente a esto?. Como puede él o ella saber quien es el bueno de la película?. Tal vez tanto el gobierno como la oposición sean los malos y los buenos sean los ciudadanos comunes.

En nuestra opinión los que reconocen siempre al malo son los humoristas e invariablemente el malo es el gobierno. Sencillo: el gobierno tiene el poder de arreglar las carreteras, las cárceles, la inseguridad, la inflación, el desempleo etc y si no lo hace es porque es el malo de la película que retrasa e impide su final donde salen los conejitos y los pajaritos que acompañan a los protagonistas (el pueblo), con una bella música de fondo, al paraíso prometido en donde viven todos contentísimos para siempre.

Incluso, cuando cambie el gobierno de Chávez por otro dirigido por (ejemplo solo) María Corina y Julio Borges estos pasarán, después de una semana, a ser los malos que no arreglan nada y, en consecuencia, los caricaturistas empezarán la faena de mostrar a Corina con su risita llena de dientes y al Borges con sus ininterrumpidas cejas diciendo algún inteligente disparate.

Pero el gobierno de Chávez no es solo el usual malo esperado. Chávez es, principal y lamentablemente, un asesino de la democracia y de la libertad de expresión. Es un violador sin escrúpulos de la Constitución y un megalómano capaz de cualquier cosa para mantenerse en el poder.

Chávez no es el malo del film. Es un truculento ruin que se salió del papel que le dimos, se bajó del telón, escribió un nuevo guión y está destripando al director, al camarógrafo y al público. Se le fundieron los tapones y anda de lame botas al imperio cubano.

Hay que ponerle el “The End” a esta película de locos Adams y nosotros tenemos el modo para hacerlo.


Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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