¡Er chip socialista!
No se puede negar que somos un país divertido, folclórico, donde suceden cosas insólitas. Estamos acostumbrados a que ser rico no solo es buenísimo, sino también facilísimo, a que la riqueza no es producto del trabajo, sino de la viveza, las conexiones, los sobreprecios, las truculencias y naturalmente del ejercicio de la función pública, fuente primera de enriquecimiento. Aquí la competencia es entre quienes tienen la mejor conexión, el amigo mejor "enchufado". Por eso es gracioso cuando se habla de los terribles efectos del "capitalismo" nacional, cuando Venezuela ni siquiera ha llegado al capitalismo, estamos en un estadio previo de rapacería, eso que Marx en Das Kapital denominaba con la singular expresión: "laat me nien geben, zet me waar haigënn", es decir, "no me den, pónganme donde haiga". Obviamente, el precio de la gasolina en nuestro país es altamente competitivo para la "exportación" paralela. Pensarán los contrabandi