San Nicolás y Chávez se parecen
San Nicolás y Chávez se parecen
Ambos usan ropa y boina roja, viajan constantemente y reparten regalos.
La diferencia está en que San Nicolás es un santo que viaja en un trineo tirado por renos, repartiendo paz y alegría a los niños. El otro también es santo pero de la inquisición comunista, viaja en Airbus de la Fuerza Aérea Venezolana o cubana, repartiendo insultos gratis a cuanta persona se opone a sus delirios, arrasando con todo lo que encuentra a su paso, como Atila, y fomentando la inestabilidad regional con el armamentismo.
Los regalos de San Nicolás son juguetes hechos en su taller del Polo Norte o sea: son regalos que salen de su propio bolsillo. Los regalos de Chávez son propiedad del pueblo venezolano, a costillas de los recursos del país, que son nuestros, o sea: son regalos que salen del bolsillo de los venezolanos. Y hace con ellos lo que le da la gana, y sin pedir permiso.
Los regalos de San Nicolás son limitados: algunos niños se quedan para el próximo año. Los del Gobierno son incuantificables o, como dicen los auditores, son inauditables pero clasificables, por razones didácticas, en 2 tipos: los regalos para afuera y los regalos para adentro.
Los regalos para afuera son los que Chávez envía para Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, el Caribe, China, Irán, Rusia, Bielorrusia África, algunos barrios del imperio y de Europa. Y están en cola: el Polo Norte y Sur, Emiratos Árabes y Arabia Saudita, que esperan con paciencia porque nunca es tarde cuando la dicha llega.
Algunos de esos regalos ya han sido entregados en dólares en efectivo, en maletines de Antonini; en petróleo y derivados, en pedazos de país bajo convenios para la explotación de sus riquezas, en bagatelas como ambulancias, aeronaves de guerra, taladros de perforación y otros que no caben en este espacio. Eso sí: todos van cuidadosamente envueltos en un manto rojo que lleva impreso Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, con el único objetivo de proyectar la imagen de generosidad de Chávez, para expandir su política comunista originaria de Cuba, aprovechando las riquezas de este país.
Los regalos para adentro son otra cosa: son los que el Gobierno entrega al pueblo venezolano aunque, si se trata de la nación, al pueblo no le están regalando absolutamente nada, es su derecho. Sin embargo, nunca son tan buenos como los regalos para afuera porque resultan de lo que queda del presupuesto, del repele pues. Es algo así como dar la pechuga del pollo a los visitantes y el espinazo a los de la casa
En consecuencia, el pueblo venezolano recibe, además de inseguridad, represión de la disidencia, de la libertad de expresión y expropiación de la empresa privada, racionamiento de electricidad y agua, un programa Barrio Adentro con más de 2.000 centros abandonados; pésimos programas de vialidad con las mismas carreteras llenas de huecos y de reductores de velocidad, crisis de vivienda y una lista de regalos que no cabe en este espacio.
De todas maneras, tenga cuidado: si mañana, 24 de diciembre, un gordito con gorro rojo toca la puerta de su casa para decir feliz Navidad, le traigo una vivienda de regalo, jo jo jo, NO le abra la puerta ni le crea una palabra: es Chávez, disfrazado de San Nicolás para seguir diciendo las mismas mentiras de hace 13 años.
Y conteste: la Navidad venezolana no es hoy. La cambiamos para el 7 de octubre del 2012.
Amén.
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