Pequeño Oliver, no te tocaba
En nuestro país mueren de mengua infinidad de pacientes, cuyos nombres e historias no conocemos, pero cuyas muertes tienen nombre y apellido El 26 de febrero de este año una imagen le dio la vuelta al mundo: la del niño Oliver Sánchez, quien con su coquito pelado y un tapabocas sostenía una pancarta que decía “quiero curarme”. Una cantidad de policías lo rodeaban. Muchos se preguntarían para qué tantos policías rodeaban a un niño enfermo, pero Esa es una de las miles de preguntas sin respuestas de la Venezuela de hoy. Tal vez la historia las responderá. Estaban allí porque el alcalde del municipio Libertador, Jorge Rodríguez, había prohibido la marcha de quienes exigían medicamentos. Para mí resulta incomprensible que si nuestra Constitución consagra el derecho a la salud y a la protesta, un alcalde prohíba que se marche exigiendo medicamentos. Pero aun más incomprensible me resulta cuando ese alcalde es médico, porque los médicos saben de primera mano lo que sucede cua