- Ríchard J. Vargas /Mg. Economía Internacional ¿Cuál es la disyuntiva del Gobierno de Chávez? Meter preso a un adversario porque resulta un contrincante político de gran peso específico y de amplia base electoral. Razones: Cualquiera. Instrumentos: TSJ, Fiscalía, Asamblea Nacional y Contraloría. Pruebas: No aplica o no importa. Tiempo: Ya. Coyuntura: Se avecina un panorama económico desfavorable y la urgencia de una enmienda (inconstitucional) que permita la reelección presidencial indefinida. ¿Qué aplicaría en un escenario normal? Que el presidente Chávez prosiga su período proyectado a terminar en el 2012, haciendo énfasis en tres temas: Ejecutar obras de infraestructura de gran envergadura, mejorar la eficiencia de las misiones y esperar elecciones del nuevo presidente en el 2012 y provocarle un revocatorio en el 2015 para intentar volver al poder. De parte de Manuel Rosales: Iniciar estrategia camino a la presidencia de inmediato, previendo que ésta dure o un poco más de un año o
Mucho cuidado si en este preciso brete en que se encuentra el país, a algún “iluminado” se le ocurre tumbar al gobierno…o siquiera intentarlo. ¿Quién sería el beneficiario? ¡Pues nada menos que el mismísimo Chávez y sus secuaces! Si lo tumbaran, llanamente le harían el grandísimo favor de quitarle de las manos la papa caliente que lo está quemando. ¡No señor!. Un golpe lo liberaría y no se vería obligado a responder y enfrentar, con todas sus consecuencias, sus errores, sus desatinos, su incapacidad, su improvisación y su corrupción. No tendría que pensar en agenciar soluciones, no tendría que asumir responsabilidades, no tendría que enfrentar los descontentos ni las manifestaciones populares, no tendría que despedir incapaces ni encarcelar corruptos, no tendría que responder por lo que le dio a otros países a costa del nuestro. No le harían falta ni el Niño ni el imperio. No tendría que reconocer ni un solo error. La liberación total. Si por otro lado “intentaran” tumbarlo y fallaran,
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